MONEDAS REALES FRANCESAS, MARCAS DIFERENCIADORAS.

MARCAS DIFERENCIADORAS

¿ Como diferenciar y localizar los diferentes signos y marcas diferenciadoras ?

Las marcas diferenciadoras o “ diffèrents monétaires”, son las “firmas” de los Maestros Grabadores y Directores de Ceca.

Se trata de diversos pequeños signos o figuras, que unos y otros incluyen en las monedas. La elección de dichas marcas, se deja a criterio de cada uno. Si bien numerosos grabadores y Directores de ceca, escogen marcas banales ( Corazón, trébol, flor de lis…) Otros firmarán sus trabajos, con marcas que los hacen peculiares y tienen características propias. No se sabe a ciencia cierta por qué, tal o cual animal, objeto o diseño, es el que figura en cada pieza. Pero nos es posible acercarnos a estas elecciones observando el nombre de la familia del grabador o director, cuando lo conocemos. Vemos por ejemplo que para Amiens, el Director de ceca Claude-Nicolás de la Haye, graba un pequeño “seto” ( haie = seto) en las monedas que acuña, la familia de los Baret de Lille, escoge un simple trazo, una barra, Dupeyron de las cecas de París y Lille una garza, y en Nantes bajo la dirección de Louis-Salomon Poirier, un peral (Poirier).

Todos estos signos y marcas de ceca, son de gran utilidad, sobre todo en las monedas muy desgastadas o en piezas de plata, que han sido sometidas a reacuñaciones, durante los reinos de Luis XIV y Luis XV. Frecuentemente, estas reacuñaciones tienen un grabado defectuoso, y aunque la letra de ceca esté borrada podemos, mediante la marca del Grabador , atribuirle con precisión su ceca.

MONEDAS REFORMADAS.

A finales del siglo XVII, Luis XIV se enfrenta a graves problemas financieros. Se decidió entonces llenar las arcas del Estado aumentando el valor de las monedas. Esta operación fructífera para el Rey y también para el Estado, lo es menos evidentemente, para los particulares. Así en cuatro ocasiones, Luis XIV ordenó el cambio de las viejas monedas por los nuevos tipos de mismo peso y denominación, pero de diferente tipo y mayor valor. Para evitar una pérdida en el momento de la reacuñación y dado que las prensas de la época lo permitían, se contenta con reacuñar directamente el nuevo tipo sobre el antiguo. Luis XV asimismo recurrirá a este proceso en dos ocasiones.

Desde el punto de vista numismático, esto nos deja hoy en día las denominadas “Monedas reformadas” donde aún distinguimos el grabado de la pieza anterior y en las cuales en ocasiones es difícil leer parte de la nueva leyenda, o inclusive imposible distinguir la fecha y la ceca.